
*El objetivo de esta charla es compartir con el mundo una pequeña parte de tu historia, algún momento o una situación que haya sido crucial y que te haya exigido ser más fuerte de lo que creíste que podías ser.
¿Cuál fue ese momento? ¿Cómo te sentiste? ¿Cuánto tiempo te llevó tomar una decisión? ¿Cómo te motivaste a ti mism@? ¿Qué pensabas en ese proceso? Y sobre todo, ¿Qué aprendiste de ti y de los demás?
Ese momento fue cuando bailé por primera y única vez en una coreografía de salsa rueda de casino frente a público espectador en el salón La Maraka “La catedral de la salsa”.
Desde que la instructora Angie nos invitó a participar, lo asumí como un reto, sentí alegría y nerviosismo porque tenía un nivel de principiante y con poco tiempo para prepararnos debido a que sólo podríamos ensayar los fines de semana y la fecha de la presentación era en 2 meses.

La decisión de aceptar la invitación tuvo que ser casi instantánea, evaluando los tiempos para ensayar, lo complicado que pudieran estar las figuras de baile. Sobre todo porque soy de la idea que si aceptas participar en cualquier proyecto, te comprometes a dar lo mejor de ti.
Me dije a mí mismo: por muy difícil que sea la situación se debe asumir con valor y decisión, con disciplina y constancia, para lograr el objetivo de forma óptima y satisfactoria. Además que el baile me gusta mucho, es un hobby que disfruto mucho.

Durante el proceso de los ensayos, había momentos que me desconcertaba porque me fallaban los pasos o los tiempos en las vueltas, me ganaban los nervios y la desesperación, llegando a frustrarme.
Pero recordaba mi motivación de seguir con disciplina y constancia, la paciencia de la instructora y que ella hablaba conmigo y con los demás para darnos ánimo y confiar en nosotros aunque ella sabía que el tiempo era cada vez más reducido y a veces las cosas no fluían bien.
Recuerdo bien que nos dijo: el baile es para disfrutarse no para frustrarse ni enfadarse, que se vea en cada vuelta, la sonrisa en el rostro debe fluir, no solo bailen con los pies sino con el corazón.

Aprendí a trabajar en equipo, a ser paciente conmigo mismo, a aceptar mis fallas y errores, a confiar en los miembros de la coreografía, en la couch o instructora y sobre todo confiar en mis capacidades.
Aprendí que debemos ser humildes porque aun los grandes profesionales del baile y coreógrafos también son susceptibles de fallar y los compañeros de nivel avanzado se adaptaron al nivel de los que éramos principiantes, haciendo los egos aun lado y mostrándose cooperativos.

Considero que cada uno de los que participamos en la coreografía aportamos lo más valioso de nosotros mismos: nuestro tiempo.
Gracias a los ensayos y al día de la presentación, se logró camaradería e integración; fue un gran logro, porque teniendo factores en contra como el poco tiempo: algunos compañeros no podían acudir a los ensayos porque trabajaban en fines de semana y algunos otros que iniciaron los ensayos se fueron saliendo, así que la instructora tuvo que hacer varias modificaciones sobre la marcha.

*Tres consejos para motivar al mundo
En tiempos de crisis, lo mejor es conservar la calma, evitar actuar impulsivamente, darse un tiempo para tomar las mejores decisiones y recordar cuáles son nuestros principales motores en la vida que nos hacen estar bien y seguir avanzando.
Aprender para saber, saber para servir, servir para vivir, vivir para amar y amar para trascender. Considero que es importante aprender y aprender bien para saber servir, servirnos a nosotros y servir a otros para vivir con amor, con amor propio, amor a la vida, amando lo que somos y hacemos lo cual nos llevará a trascender como base de una sana convivencia.
Por más difícil que sea la situación, no desistas ni te des por vencido, puedes tener derrotas y caídas, pero gracias a ello conocemos las victorias porque podemos levantarnos y seguir. Si tenemos paz interior, podremos tener la libertad para tomar mejores decisiones, sin miedo a la incertidumbre.