Cuéntame: ¿Qué fue lo primero que vino a tu mente? ¿Tu nombre? ¿Quizá tu actividad profesional? O una característica de tu personalidad…
Es interesante la forma en la que cada uno completamos esta oración. Depende de muchos factores la respuesta que damos y sin embargo, desde mi perspectiva, aquí y ahora, yo diría que eres un talento.
Sea lo que sea a lo que te dediques, la edad que tengas y dónde te encuentres, sé que eres talentoso. Todos lo somos.
Algunos “descubren” su talento antes que otros y sin embargo, en el proceso, en el camino, todos vamos identificando nuestro talento: “Eso” que tenemos dentro, que se nos da con facilidad y que hacemos con naturalidad.
Y si por alguna razón aún no estás seguro de cuál es tu talento, cierra los ojos y siente en el fondo de tu corazón qué es lo que disfrutas hacer, qué es lo que te apasiona y a lo que podrías dedicarle horas y horas sin sentir que pasa el tiempo. Ese es tu talento.
Olvida las métricas económicas o sociales. El talento que tienes es el que te guía, el que te va abriendo paso y te va señalando el camino de una u otra forma.
Así que completa la oración:
Yo soy_________
Y dime quién eres, porque estoy segura de que detrás de la elección de tu actividad profesional, de trabajo o estudios, está tu talento y este espacio es para ti, porque la vida es una Suma de Talentos.
Plantear un objetivo puede ser agradable o muy frustrante.
Todo depende de lo que te estés planteando lograr y el nivel de “control” que tengas sobre los elementos necesarios para lograrlo, entre ellos, la disciplina.
Por ejemplo:
Si tu objetivo es ser multimillonario para finales del 2020, estamos hablando de un sueño, no de un objetivo, porque los objetivos son precisos, alcanzables y medibles.
Así que comencemos analizando el planteamiento: ser multimillonario es un concepto subjetivo. Puede ser que hables de un millón o más y tienes que ser muy específico: ¿millonario en pesos, dólares o euros?
Teniendo eso claro, necesitas ser preciso: ¿Cuántos millones pretendes tener en las siguientes 24 semanas? Porque eso es lo que resta al 2020.
Supongamos que quieres tener 80 millones de dólares
Eso significa que cada semana tendrías que ganar más o menos 3.5 millones de dólares. Es decir, que el próximo viernes ya debes tener esa cantidad en tu cuenta para que no se eleve lo que debes generar cada semana.
¿Te das cuenta que estamos hablando de un ideal?
Sin embargo, si retomamos el ejemplo de que quieres tener cierta cantidad para fin de año, el objetivo pueden ser 72 mil pesos.
Eso significa que cada semana necesitas generar 3 mil pesos de aquí a que termine el año. Quizá sea elevada la meta, pero es alcanzable e incluso si en una semana no logras la meta completa, el acumulado para la siguiente semana sigue siendo viable.
Ahora bien, ¿qué te parece si ese objetivo para fin de año, lo dividimos en 24 pequeños objetivos?
Empecemos por generar los primeros 3 mil pesos y cuando los tengas y hayas alcanzado el primer objetivo, te sentirás mucho más confiado para generar los siguientes 3 mil pesos y así consecutivamente.
Cuando nos ponemos metas a muy largo plazo y muy elevadas, el camino es mucho más pesado y es aquí donde normalmente todo mundo abandona lo que desea lograr. Es lógico, se ve inmenso, falta mucho tiempo y tiene tintes de imposible o de muy difícil.
El secreto está en partir en pequeñas metas, la meta final y a medida que vas avanzando, ese pequeño logro es el que te va a motivar para continuar. Recuerda que todos necesitamos hacer tangibles nuestros logros para darnos cuenta que sí podemos. No se trata de que lo sepamos, ¡se trata de que lo veamos!
Algo importante que me comentó Gerardo Magallanes -y que aprecio y agradezco – cuando leyó el post:
Es cierto, hay factores internos y externos que pueden retrasar el logro de tus objetivos en tiempo y forma, aunque haya disciplina para lograrlos. Coincido totalmente.
Sin embargo, el objetivo de estas líneas es darte una perspectiva distinta para la forma en la que plantees tus metas. Que sean pasos pequeños para que cada logro te motive a seguir y que si en el proceso pasa «algo» que te retrase un poco, sea solamente eso, un retraso y no una frustración porque no has visto avance en nada.
Esta forma de planear de menos a más funciona. Ponlo en práctica y verás que aplica para todo:
Ahorros, dejar de comer pan, tomar más agua, hacer ejercicio, ordenar la covacha…
Recuerda: Un paso a la vez. Un día a la vez. Una tarea a la vez.